Ir al campo del tercer clasificado y claro candidato al ascenso a la segunda división de España con numerosas bajas en tu primer año en esta categoría y salir de allí puntuando es un reto al alcance de muy pocas entrenadoras.
Y una de esas pocas entrenadoras es Verónica Rodríguez, quizá todos se fijen en su formación pero a mí lo que me da confianza y me atrapa es su mirada, sigue mirando el fútbol con ojos de una niña que desea salir a correr detrás del balón.
Una niña que seguro se peleó con todo el mundo por jugar y que ahora transmite no sólo sus conocimientos tácticos o físicos a la altura de las mejores, sino su pasión y ganas de disfrutar con un balón.
Ese es el Huesca que ella ha creado, un equipo comprometido, capaz de soportar toda adversidad y con un compromiso ante el fútbol que las están llevando a hacer cada día historia en este club.
Verónica no sólo transmite humildad cuando habla, transmite fútbol y transmite una pasión inagotable, nos habla nuestro coleguilla de la infancia que venía a buscarte con la pelota a casa para jugar toda la tarde.
Llegará el día que los grandes clubes la descubran , porque no falta mucho para que a este equipo que ella dirige se le quede pequeña la categoría a la que acaban de llegar, y ese día nos partirá el corazón tener que despedirla pero como con los Chimy , Galán o Míchel Sánchez, paseará nuestro orgullo por lo más grande del fútbol.
Antes de que llegue ese día recordémosle siempre lo grande que es, díganle lo bien que lo está haciendo y disfruten de su obra.
Porque el fútbol es mucho más bonito cuando lo miras desde 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫.
Y una de esas pocas entrenadoras es Verónica Rodríguez, quizá todos se fijen en su formación pero a mí lo que me da confianza y me atrapa es su mirada, sigue mirando el fútbol con ojos de una niña que desea salir a correr detrás del balón.
Una niña que seguro se peleó con todo el mundo por jugar y que ahora transmite no sólo sus conocimientos tácticos o físicos a la altura de las mejores, sino su pasión y ganas de disfrutar con un balón.
Ese es el Huesca que ella ha creado, un equipo comprometido, capaz de soportar toda adversidad y con un compromiso ante el fútbol que las están llevando a hacer cada día historia en este club.
Verónica no sólo transmite humildad cuando habla, transmite fútbol y transmite una pasión inagotable, nos habla nuestro coleguilla de la infancia que venía a buscarte con la pelota a casa para jugar toda la tarde.
Llegará el día que los grandes clubes la descubran , porque no falta mucho para que a este equipo que ella dirige se le quede pequeña la categoría a la que acaban de llegar, y ese día nos partirá el corazón tener que despedirla pero como con los Chimy , Galán o Míchel Sánchez, paseará nuestro orgullo por lo más grande del fútbol.
Antes de que llegue ese día recordémosle siempre lo grande que es, díganle lo bien que lo está haciendo y disfruten de su obra.
Porque el fútbol es mucho más bonito cuando lo miras desde 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫.
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